El destino de los hombres
Una
gran actividad tenía lugar en el palacio del señor Escudo. Su esposa principal,
con quien había contraído matrimonio un año antes, mostraba ya los dolores del
parto; toda la gente de casa estaba prevenida para el próximo nacimiento:
cuando esto sucediera debía llamarse al sacerdote Lluvia Nocturna, el principal
tonalpouhque de la familia.
Él era un viejo religioso que había
aprendido de su padre y de su abuelo la ancestral tradición de leer el destino
de los hombres en los libros calendáricos llamados tonalàmatl.
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